Secretos para regar el jardín
Un riego correcto y controlado es una de las claves del éxito de un jardín. Una buena regadera o manguera y "el ojo atento" de su cultivadora embellecerán los ejemplares verdes.

Si hay algo que todos los seres vivos necesitan es agua. Las plantas, por supuesto, no son una excepción, por eso prestar atención al riego y hacerlo en la forma adecuada le salvará y extenderá la vida a sus plantas.
Su éxito depende de factores como la temperatura y la humedad del ambiente, así como de la transpiración de la planta.
Para el riego normal se deben dejar algunos centímetros entre la tierra y el borde de la maceta. Este espacio es el que precisamente se destina al agua de riego. Conviene además proteger a las macetas del exterior con alguna cubierta para prevenir la agresión de los primeros vientos del invierno. De lo contrario, después de las lluvias habrá que abonar o renovar la capa superficial de la tierra para evitar que la planta decaiga.
La frecuencia del riego dependerá de la especie y de la evaporación que se origine en ella. Por ejemplo, las de hojas amplias y tiernas tendrán mayores necesidades hídricas, mientras que las de hojas angostas y duras requerirán riegos menos frecuentes, incluso prácticamente nulos durante las épocas frías.
Por otra parte, la necesidad de riego resultará mayor cuanto más elevada sea la temperatura, porque entonces la transpiración de la planta aumentará y la pérdida de agua por las hojas resultará cuantiosa.
Las plantas de interior suelen evaporar mejor la humedad y consecuentemente necesitan riegos más espaciados, salvo que las condiciones de calefacción provoquen una sequedad excesiva.
Las plantas que necesitan menos agua son las de hoja caduca, los bulbos, los rizomas y los tubérculos.

No olvide...
Que antes de regar es preciso examinar con cuidado la tierra en la superficie de la maceta para advertir el grado de humedad que posee.
Una maceta está bien regada y no necesita más agua cuando la tierra que está en la superifice, está húmeda y al apretarla, gotea.
Durante los meses cálidos y en los fríos si hay calefacción, resulta muy beneficioso para los vegetales realizar pulverizaciones frecuentes con agua limpia a temperatura ambiente.
Fuente: Ed. Blume, "El jardín en casa"

Mejore el drenaje
A menudo un drenaje deficiente es la causa del crecimiento defectuoso del pasto. Mejórelo aireando y abonando una vez al año (en otoño es el mejor momento). Las raíces crecerán mejor y el agua de lluvia penetrará mejor.
Con la ayuda del rastrillo, airee las zonas compactas antes de regar y, al usarlo, entiérrelo por lo menos 15 centímetros moviendo la herramienta hacia atrás y hacia adelante para agrandar los agujeros.



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